Tuesday, July 27, 2004

Como el aire

Estaba distraída, nada conseguía atrapar su atención. Ella misma no podía concentrarse en terminar una sola cosa, así es que tenía una pila de asuntos sin terminar, apuntes sin revisar y libros sin concluir...

Todo parecía etéreo, ligero, sin importancia. Su mente no estaba en ningún lado, sólo en el deseo..., de qué, ni ella misma lo sabía, pero sonreía y volaba. Era el deseo per sé, ella era el deseo, era el mismo aire. Se podía respirar a su lado. 
 
Su naturaleza era así, como el aire mismo, por eso quien intentaba atraparla sólo conseguía una gran frustración, el aire nunca se atrapa aunque parezca envasable... es sólo una ilusión. Así era esa mujer, como el aire. 

Monday, July 26, 2004

Con un hoyo en el cuerpo

La relación de Loreta y André era meramente sexual, pese a que ella con él había descubierto que al abrir sus piernas abría también su corazón. Al parecer él no quería comprometerse y le resultaba muy fácil tener a esa mujer en su cama en el momento que él lo deseara. Ella por su parte, sabía que él no quería comprometerse, pero tenía la esperanza de que el hecho de que se conocieran desde adolescentes y llevaran un poco más de un año en eso, hiciera que las cosas cambiaran en algún momento.
Era julio, no se habían visto desde diciembre y las cosas no habían quedado del todo bien, pero al parecer los dos preferían obviar esa parte de la historia y hacer como que nada había pasado para simplemente retomar la relación tal y como había quedado. 
Era sábado, Loreta se encontraba comiendo con Fidel, un viejo amigo que hacía varios años no veía, extrañamente André la llamó -raro, porque él todos los fines de semana los pasaba fuera de la ciudad-. Ante la sorpresa Loreta cometió el error -como siempre- de acceder a verlo y cortar la comida con Fidel, que se había prolongado y ya iba en dos tequilas.
Para Loreta la llamada de André había sido casi, casi, un rescate porque Fidel ya estaba proponiéndole seguirla en un viaje, propuesta que había, por demás, sorprendido a Loreta y ante su incapacidad para decir que no, prefería escapársele.
Fidel la acompañó hasta el portón laminado de su casa y se marchó. Ella subió apresurada las escaleras, se cambió las sandalias por unas zapatillas, la blusa azul de tirantes por una más corta con flores y botones que le quedaba más pegada al cuerpo y se lavó los dientes para luego bajar casi corriendo, ante la llamada de André que ya la esperaba afuera.
Hacía sólo unos meses que Loreta se había mudado a esa casa y esa era la primera vez que André iba ahí por ella, sin embargo, se negó a subir para conocer su apartamento. 
Desilusionada por la reacción de André, Loreta no concedió importancia a su gesto de extrañeza al volver a verla, ni a sus palabras que insistentes preguntaban por qué la veía diferente, o a su comentario sobre los tequilas que se había tomado. Lo único que atinó a pensar era que su reciente corte con flecos la hacían verse diferente. Tampoco pensó en que sus ojos estaban más pequeños que de costumbre porque en la mañana habían estado llorando, sin duda había procesos aún difíciles de elaborar y el encuentro con Fidel también le había removido viejos dolores y recuerdos.  
En el camino, Loreta lo llenaba de besos, mientras que André correspondía con "chiquitas" y palabras, que más que cariñosas sonaban calientes, pero que a Loreta -que necesitaba un apapacho- le parecían tiernas.
Llegaron al apartamento de André y casi inmediatamente a su habitación, sin dejar de besarse. Al parecer todo iba muy bien -como siempre que estaban en la cama-, tenían una relación bastante ardiente y pasional. 
Después de un rato en que sus cuerpos se perdieron en una confusión de caricias, Loreta, que había quedado boca abajo, subió sus brazos hacia atrás y apretó las nalgas de André, atrayendo su pelvis hacia sus nalgas. Contrariamente a su reacción habitual de buscar de inmediato un condón, esta vez, André comentó en voz alta, como si se estuviera preguntando para si: "... de plano sin condón?". Loreta, más que sorprendida, extrañada y con el peso de la responsabilidad de contestarle que sí podía confiar en ella, contestó quedamente.
Despúes de una breve penetración, invirtieron posiciones y Loreta quedó encima de él pero resbaló su cuerpo entre las piernas de André y recargó su barbilla sobre su panza, sonriendo traviesamente mientras le recordaba una vieja propuesta que en algún momento le había hecho acerca de tener un  hijo. André asintió pero aclaró que había malentendido y que él pensaba que la propuesta sólo incluía su esperma. Loreta se rió y le dijo que no, que la propuesta no era necesariamente para estar juntos, pero sí para ser responsables ambos del presunto bebé. Hasta ahí llegó esa conversación y al instante siguiente, Loreta subió al cuerpo de André buscando montarse sobre su pene, pero sin querer lo rozó, por lo menos eso dijo él, apartándola abruptamente.
Por un momento, André se quedó mirándola extrañado, mientras le decía: "¿Por qué hiciste eso? ¡Me rozaste! ¿Nunca habías hecho eso..! ¡Estás diferente, no sé qué tienes.... la verdad, ahí muere, tú y yo ya no nos comunicamos sexualmente!" -mientras abandonaba la cama-.    
Loreta se sintió profundamente agredida y vulnerada, sentía un hoyo en el cuerpo y una gran confusión que la hicieron levantarse rápidamente de la cama y empezar a vestirse -deseaba volar y desaparecer de ese lugar-.
André salió de lavarse, se vistió rápidamente y bajaron por el elevador casi sin hablar y sin siquiera mirarse. Loreta le decía: "No quiero que me lleves a mi casa, ¡quiero que me expliques qué pasó!", pero André, molesto como nunca antes Loreta lo había visto, sólo le decía que no quería discutir porque eran cuates y que la veía muy distinta y no sabía qué tenía. Loreta insistió un par de veces: "Yo sí quiero discutir, pero no pelearme, quiero que me expliques ¿qué pasó, qué hice?".
André únicamente abrió la boca para preguntarle si la dejaba con sus cuates, mientras que Loreta intentaba localizar a Sofía -su mejor amiga- por el celular, necesitaba urgentemente que alguien la abrazara y le ayudara a poner sus emociones en orden, alguien que le ayudara a tapar ese hoyo que sentía en su cuerpo..., pero no la encontró.
LLegaron a casa de Loreta y apenas ella se había bajado del automóvil, André arrancó sin la menor consideración, sin esperar que entrara a su casa.
Loreta se sintió todavía más herida y ultrajada, confundida, sin poder entender qué había sucedido, qué había hecho. El hoyo en su cuerpo se hacía grande y pequeño, se contraía y con ello su angustia y confusión se hacían más grandes.
La noche se le hizo muy larga y pesada con todo y que pasaban de las tres de la mañana, hasta que el sueño la atrapó por unas horas, para abandonarla nuevamente muy temprano a la suerte de sus angustias y confusiones.
Aún con el hoyo en su cuerpo, Loreta llamó nuevamente a Sofía, a esa hora sin duda la encontraría! sabía que las ocho de la mañana en domingo, era el equivalente a una mentada de madre, pero ya no podía esperar más, necesitaba urgentemente que Sofía le ayudara a hacer tierra, que le dijera que tenía razón en sentirse así, que le ayudara a entender qué había ocurrido. Afortunadamente para Loreta, Sofía estaba ahí para abrazarla y reconfortarla, para putear juntas a ese cabrón y hacerse más fuertes, para entender que a veces, el miedo de los demás puede confundir mucho, pero que finalmente es su miedo y no nuestra locura, por lo menos no esa.  
 




Wednesday, July 14, 2004

mas que profundo... muero

más que profundo... muero y resucito, día tras día, entre pérdidas y entre duelos, entre las grandes y las pequeñas alegrías, con una profunda alegría de estar aquí.