Friday, November 12, 2004

Experimentando el amor

Desde hace casi tres meses mi vida dio un giro de cuyo espasmo todavía no me repongo. Esta vez ha sido el amor el responsable y -para mi fortuna- bien correspondido.
Durante estos meses he entendido porqué el amor no tiene la suficiente cabida en el mundo actual y sus condiciones... y es que el amor requiere TIEMPO (algunos quizás opinen que lo quita). De cualquier manera y en términos de productividad, efectivamente el amor quita el tiempo... me refiero al tiempo en que la sociedad espera que seamos productivos al máximo, que no dejemos una "pisca" de él más que para respirar -si bien nos va- y no parar ni un segundo desde que dios amanece hasta que dios anochece. Esto me recuerda el libro de "Momo" de Michael Ende y los hombres grises, en los que las jornadas laborales nos intentan convertir.
Lo cierto es que pese a mi desconcierto -inclusive en ocasiones "malestar"- por no poder CUMPLIR con el estándar que yo misma me había impuesto..., estoy viviendo el momento más felíz de mi vida en lo que se refiere al descubrimiento del amor. Y con esto me refiero al amor, AMOR, que no al amor cursi que nos venden las telenovelas. Al amor comprometido, recíproco, "parejo". El amor que integra el sexo, el deseo, el cariño sincero, la amistad y hasta la compasión (en el sentido Aristotélico).
Pues en ese amor estoy, descubriéndolo, sintiéndolo y comprometiéndome con él, cada día. Experimentando mi propia metamorfosis, conociendo mis cualidades -inclusive culinarias- e intentando dominar a mis monstruos -escondidos y oscuros-. A veces me encuentro esperando que pase el tiempo..., no sé, me doy esa sensación, esperando que pasen las horas para encontrarme con el sujeto de este sentimiento, para verlo, para saborearme su abrazo, para perderme en su cuerpo... mi cabeza está en ningún lugar más que en él: en el sujeto y en el amor.
Antes no llegaba nunca a mi casa y ahora quisiera no salir de ella. Hoy me espanté de mis ganas de ser "ama de casa" y ni siquiera es porque ello me resulte devaluable, sino porque, acostumbrada a preocuparme más por mi desarrollo profesional, de pronto siento una imperiosa necesidad de volcarme -y lo estoy haciendo- en mi casa, en construir mi nido, nuestro nido. Reconozco en mis acciones las conductas animales y ahora más que nunca las entiendo.
Me parece invaluable haberme encontrado a este hombre, no tengo cómo agradecer a quien haya que: si a Dios, la vida, el destino, Budha, o simplemente es mi karma o mi dharma. Lo cierto es que no hay mejor cosa en la vida, ni mejor sabor, que ese que se vive cuando se ama.

0 Comments:

Post a Comment

<< Home